martes, 18 de septiembre de 2007

Lluvia reveladora

¿Como puedo sentir, si mi piel ya no es lo que me contiene? Mis ojos ya no ven personas, y mis oídos ya no oyen palabras. Solo me queda este vacío sepulcral que penetra más y más en mi carne; para que, en los días en que el sol se oculta sobre un inmenso piso de nubes, mi fragilidad brote por cada uno de mis poros reflejando la apatía de la existencia, haciéndome transpirar llanto de dolor, mezclándose con las lagrimas que envía dios para que sepamos que solo somos mortales. Hoy veo la sonrisa escéptica en cada espejo, y siento ese peso de la mortalidad sobre mis hombros, haciéndome caer sobre la tierra para fundirme en ella. Ahora, las gotas de lluvia caen por completo sobre mi como agudas dagas, y aunque mi carne ya no es tal, sangra con cada una de las estocadas. Así, se me revela la agonía como el ultimo de mis sentimientos ¡Un día más he de morir, para saber que sigo vivo!

* * *

Tristeza, soledad, locura, miedo, sufrimiento, fragilidad...
Wilson logra confundir su razonamiento por momentos, quizás días, meses, quizá una vida, y por fin cree que alguna vez alcanzara la felicidad.
Nunca va a saber que es lo que lo define, debatiéndose entre su contradicción, Wilson respira cada bocanada con esperanzas, despierta cada mañana con interrogantes, con inseguridad, y se refugia cada noche en su agonía por la incertidumbre de no saber. No sabe ni conoce, quisiera verse a si mismo, dar cuenta que su sangre corre por venas y arterias. ¿Que sentimientos son buenos o malos para guiar a una persona? Wilson anhela el odio que no siente, el amor que no lo conmueve, y a un dios en el que no cree. Sus utopías quedan relegadas por la cotidianidad, que lo acobija ante el terror de sus pensamientos, sus tormentos, convirtiéndolo en un sabio, un laburante, un padre, un aficionado,... un hombre.
¿Será realmente la cotidianidad la salvación de Wilson?
Se pregunta hasta cuando podrá soportar, si la cordura aguantara la confrontación de su eterna fragilidad, si su miedo a la tristeza lo dominará, y si el sufrimiento por la soledad lo va a condicionar un día más.
Wilson se despierta, volvió a soñar con una posible realidad, y desconfiando de su vigilia, levanta su cuerpo para emprender las tareas del día....

Esteban (Wilson, un personaje muy particular, que estoy seguro que alguna vez volvere a encontrar)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

De una belleza tal que duele en el alma...

Anónimo dijo...

"En medio de la nada un acto. A partir del acto un sujeto posible.
En el momento en que colapsa el universo moral, colapsa el sujeto, por tanto no hay nadie."
Wilson: el sueño es un escenario distinto. Es otra escena.Que nos convoca, nos interpela. La vigilia no ha de ser necesaria y absolutamente la contracara del sol (más allá de los fantasmitas con los que contamos para la castración, podemos hacer algo deseante).La paradoja moral como respuesta, nos deja desnudos y a los gritos."La paradoja te come, la dinámica de la negación da agujeros y tachaduras cada vez más amplias. Cada tachadura se vuelve una paradoja".
A Esteban y Wilson. Y a Ignacio L. (Por su semblante y sus últimas palabras que lo hicieron Infinito).

Anónimo dijo...

Sin dudas, Esteban está viviendo el tango "Mi noche triste" en todo su cuerpo. Como diría un tano conocido de NR, el verbo se hizo carne, las palabras se han confundido con la piel de este noble servidor del amor.
Ante este panorama, no me atrevería a decir que algún día brotarán de tus poros las miserias que guardas bajo el velo de la piel.
Igualmente me ilusiono con pifiar el pronóstico.
Un abrazo.

JP