miércoles, 7 de noviembre de 2007

MAS DE MI AMIGO"EL PORVE".....

Breve manifiesto
(por Sebastián Buffarini)

“Together we stand, divided we fall…”

Si camino, siento que lo hago siempre por callejones que a ningún lado llevan. Ya no quedan muchas fuerzas para levantar los brazos, y eso es lo peor, porque algunas fuerzas entonces quedan: y esas fuerzas apuntan siempre hacia los mismos lugares. Esos lugares de los cuales no puedo salir, ni quiero. Porque, la angustia, como hace tiempo lo había predicho, pasa a ser el motor de todo. Porque nada parece ayudar, porque nada parece querer ayudar.
Y así sigo por la avenida de la vida, girando siempre en callejones. En hermosos callejones para golpearme siempre contra la pared del fondo, queriéndola trepar con esperanza desesperante, a veces lográndolo, para así poder descubrir que quizás todo se convierta en una calle que se conecta con tu vida…no pasa.
Porque nada ayuda, decía, porque el mundo se volvió extraño de golpe: con elecciones de inseleccionables que, a duras penas se distinguen por un instante para volver a confundirse en un tiempo, casi siempre, “en nombre de quien no tienen el gusto de conocer…”; de identificaciones deportivas absurdas y contradictorias que solo denotan moda; de alegorías apátridas; de regresos y confusión, entre aquellos que desean, sin más, que se unan los que han decidido separarse, y aquellos que se juntan comercializando la nostalgia; de la eterna lucha entre el corazón y la mente…mi corazón y mi mente.
A cada paso parece desintegrarse lo mejor de mí, desencajando de mi absurdo, lo mejor de mis sueños.
Y es que a esta terrible soledad de domingo por la tarde se le suman las lágrimas de emoción del desayuno de hoy. Las fuerzas que quiero comprar no me las vende nadie, y ahora mismo se que, siguiendo el consejo de un gran amigo: si pasa algo malo esta vez voy a buscarte en la oscuridad, porque en realidad, yo voy empujando y, es verdad, mientras tanto el sol se muere…
Sigo en el camino de decir absolutamente lo que se me antoja, con la firme convicción de que uno solo es esclavo de sus sentimientos y no de sus palabras o silencios, puesto que éstas, como bien señalaba Orwell, resultan efímeras y sumamente modificables. Entonces, no puedo controlar el decir que te amo tanto, y que, a pesar de cualquier cosa que pase, no puedo más que estar ahí con vos o, en el mejor de los casos para vos, quedarme acá esperándote. Esperando tu sonrisa…
Tu sonrisa, ese haz de luz que lo ilumina todo y que, al igual que las lágrimas de emoción de este desayuno, que esa copa de vino en el asado en osolandia, que aquéllas palabras de quien se hace sentir cerca, me pone devuelta en camino, así sea, apenas por unos instantes. Y son instantes porque –siempre- aparezco yo y todo mi ser, predispuesto a destruirlo todo con el mero hecho de ser siendo.
Porque el amor es la amistad envuelta en llamas, sostengo, porque es inevitable y hermoso, a pesar de sus pesares y de todos los que yo le añado. Porque me encantaría saber quién soy yo y a quien le pertenecen todas estas reacciones y estos sentimientos.
Porque no existe peor traición que la traición a uno mismo, creo no poder cambiar tanto mis ideales: si estoy enamorado, lo estoy, a pesar de todos y de todo; si tengo que ser el bastón que todo lo intenta sostener, lo seré, por el solo hecho de la felicidad de los otros, porqué así soy, porque primero están los que quiero y después estoy yo, siempre; porque si me han puesto acá, en la vida, acá me voy a quedar aunque tenga que inventarme espaldas; porque así soy yo. Porque mi cabeza es tan dura como irascible, porque mi lealtad es incondicional y mis sentimientos son sinceros, porque mi corazón explota de amor cuando te ve y, ahí estará siempre con vos, a pesar de lo que mi mente le ordene.
Porque pienso vivir muchos años más, de este mismo modo…porque, como dije, quedan pocas fuerzas pero, carajo, quedan.

No hay comentarios.: